domingo, 8 de abril de 2007

Maquillaje de progresismo y concertación

Estimados lectores,

Interrumpo las discusiones sobre las bondades y miserias del peronismo para solicitarles ayuda en la definición de un término que puebla los medios de comunicación y las calles: ¿Qué quiere decir progresismo?

Desde que sigo los avatares de la política porteña, casi todos los políticos instalados en la Ciudad de Buenos Aires se declaran progresistas, desde Ibarra, pasando por Cavallo y Béliz, hasta el afrancesado Telerman y el sociólogo Filmus. Roberto Lavagna define su espacio político como centro-progresista. Y los nombres siguen: Elisa Carrió, Bonasso, Heller, Patricia Bullrich y el mismo López Murphy admitió alguna vez el mote. ¿Qué comparten estos nombres en términos políticos? Poco y nada.

No conozco ninguna persona que no crea en el progreso como valor y aspiración central de toda sociedad. Pero, el progresismo parecería ir por otro carril. Progresismo es otra de esas palabras que, hoy en día, caen bien en la Ciudad de Buenos Aires y parecen seducir a algunos pero, de tanto escucharla, se desvirtúa su sentido, y sobre todo, el progreso no alcanza a la vida diaria de los porteños. O, en todo caso, si es verdad que casi todos se dicen y son verdaderamente progresistas, ¿por qué para estas elecciones se han presentado 33 alianzas electorales?

Lo mismo sucede con otras palabras, como es el caso de concertación. ¿Qué pasa hoy que todos concertan? Y, más aún, ¿qué concertan? Kirchner convoca a una concertación plural, y lo que reúne es un ejército de obsecuentes haciendo fila para colarse en las listas sábanas, detrás de la letra “K”, sea Rey Nestor o Reina Cristina quien encabece. ¿Qué tiene el Sr. Presidente de plural? Si hay algo que no distingue a este Presidente es la pluralidad (palabra, dicho sea de paso, que le cuesta pronunciar en sus discursos).

El mismo Lavagna nombra a su espacio “Concertación para una Nación Avanzada”, y lo único que aglutina es un rejunte de lo peor del peronismo bonaerense y los esqueletos del radicalismo.
Elisa Carrió es extraña, y por momentos incomprensible hasta para quienes han pasado toda una vida con ella. Por eso, no habla de concertación, sino que se refiere a una coalición cívica (tema para otro debate si algún lector me puede explicar qué es este delirio místico) y al final, a su coalición se suma parte de su herido A.R.I, la joven Patricia Bullrich y sus seguidores. Podría seguir con los ejemplos, sólo menciono a quienes hoy lideran las preferencias a nivel nacional.

Espero sus respuestas para dilucidar el significado de estas dos palabras en términos políticos, e invito a todos los porteños y argentinos a no dejarnos engañar por los falsos encasillamientos y slogans. Más allá de los milagros del marketing político y la propaganda, finalmente a los hombres, se los conoce por sus actos, y no por sus palabras.

Funes el memorioso

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