lunes, 18 de junio de 2007

La nueva política



Foto tomada en 1989: firma del acuerdo entre el Municipio de Morón y SOCMA para la construcción de una red de cloacas. El de la izquierda es el Intendente Rousselot y el de la derecha es… ¡¡¡Mauricio (Macri)!!!.

La historia de las cloacas es archiconocida. Resulta que el bueno de Rousselot no tuvo mejor idea que hacer las cloacas de uno de los partidos más populosos (y pobres) del Gran Buenos Aires: Morón. Recordemos que Morón en aquella época todavía estaba formado por los ahora partidos de Ituzaingó y Hurlingham, para que se den una idea de la magnitud de lo que estamos hablando.

Ahora, la obra en cuestión no es cualquier obra: ¿Cuál es una de las mayores causas de mortalidad infantil en la Argentina? La respuesta es simple: infecciones urinarias y gastrointestinales provocadas por la mala calidad del agua, contaminada por efluentes cloacales y de todo tipo. Entonces no se trata de construir una autopista o un puente, sino de salvar vidas de chicos.

Bueno, para los que no saben lo que hicieron estos dos: Rousselot le adjudicó a Sideco (SOCMA) la construcción de las cloacas sin llamar a licitación alguna mediante un convenio que no estipulaba ningún tipo de control por parte del Estado. El resultado: las cloacas las está haciendo Sabattella (15 años después) y Morón quedó endeudado hasta el caracú por obras que no se hicieron. La plata fue a parar a financiar el aparato del PJ y a los bolsillos de Macri (una parte de eso seguro que está financiando la campaña del PRO en la Ciudad de Buenos Aires). Interesante cuenta la de extrapolar los datos de mortalidad infantil en el municipio de Morón durante los últimos 15 años... y veremos de cuantos chicos muertos se tienen que hacer cargo estos dos sujetos (y unos cuantos más partícipes necesarios… entre ellos una parte de la sociedad que miró para otro lado en la fiesta menemista).

No es que me interese defenestar a Macri, pobre, ni vale la pena. Es un representante más de la “vieja política” que está haciendo su juego, como lo hizo siempre y lo seguirá haciendo a costa del Estado y de la sociedad toda (¿o era nueva? ¿Si no hace política, como es que la política que hace es nueva?) .

Lo que me preocupa, y ahí viene mi comentario, es que se crean eso de la “nueva política” y que Michetti “viene de afuera” (fue funcionaria durante gran parte de la década del noventa y contaba con amplios “contactos” políticos antes de “meterse” en política). Esto no significa que del “otro lado” (son los mismos en verdad) sean Carmelitas Descalzas, lo que quiero exponer es que no existe eso de “la nueva política”. Habría que empezar a hacer política en serio, y buscar alternativas reales de construir poder, aunque haya que empezar de cero. Porque el que dice “no hago política” y está en política… es un tipo muy peligroso (recuerden al querido de Marx, que decía que él hacía ciencia).

Esto es sólo un aporte para que vayan a votar el domingo 24 con la conciencia tranquila, sabiendo lo que están haciendo (porque eso de auto-engañarse es un instrumento que nosotros los argentinos sabemos utilizar muy bien).


Un abrazo.


Emilio P. Camporini


PD: Sabattella es un tipo querido por la gente de Morón, porque más o menos hace algo para no ser odiado. Es del PC. Efecto Rousselot – Macri. ¿Futuro de la Ciudad de Buenos Aires en menos de una década? Para pensar.


PD2: Por supuesto que lo de Morón es sólo una anécdota, de las tantas que jalonan el prontuario de Macri, perdón, “Mauricio”. Es interesante escuchar a los legisladores y funcionarios involucrados en el affaire del Correo Argentino contar cómo Mauricio (Macri) fue el principal lobbista de su padre (aunque, por supuesto, él no tiene “nada que ver” con las empresas de Franco).


PD3: Y lo mejor de todo: ¡¡¡Macri todavía no empezó a hacer política!!! Estamos al horno… en realidad, seguimos en el horno, pero le subieron la temperatura.

miércoles, 13 de junio de 2007

En campaña


Definitivamente el gobierno quiere diferenciarse de Sobisch...

Trumania

viernes, 8 de junio de 2007

Cultura del Ahorro

Argentinos:

Tuve la grata sorpresa de haber visto el aviso publicitario de los Supermercados Plaza Vea que alienta a ahorrar en vez de gastar. Su idea es simple y clara: ahorrar le permite utilizar lo que le sobra en algo que de lo contrario no se podría haber conseguido, disfrutándolo más que si se hubiese adquirido en forma inmediata. Esta idea es totalmente contraria a la nefasta publicidad que realizan tanto Visa (“la vida es ahora” y “porque vivís en este mundo necesitás Visa”), como el Banco Galicia con su Crédito 24 hs. (“lo vas a tener tan rápido que no vas a tener tiempo de desearlo”) o el Banco Santander Río con su Super Préstamo 1000/30 (“no dejes para más adelante lo que puedas hacer hoy”) entre otras empresas. Si bien defiendo los intereses de las empresas por buscar mayores ventas y ganancias, creo que tengo el derecho y la obligación de intentar construir una mejor sociedad donde mancomunadamente se busque el Bien Común privilegiando el ahorro, la estabilidad económica, la independencia financiera, la tranquilidad que da la previsión, en lugar de la exacerbación del consumismo individualista y postmodernista.


Felicito a quienes crearon la publicidad y aliento a quienes opinen en concordancia, que difundan la diferencia entre el ahorro y el consumismo, que no sólo trae ventajas económicas: mayor cantidad de capitales para el otorgamiento de créditos en bienes de capital que generan un crecimiento genuino y sustentable de la economía entre tantos otros; sino que también cambia la vorágine de necesidades creadas de la actualidad, por una cultura como la que hizo una vez grande a la Argentina.


Milan C. Jelic
milan@jelic.com.ar

martes, 5 de junio de 2007

Un capo

"La sociedad es bien de derecha, bien conservadora; si los políticos creen que van a ganar con los Derechos Humanos están equivocados."


No me considero de derecha -tampoco de izquierda-, pero definitivamente me encuentro lejos de aquélla si sigue realmente el razonamiento que se desprende de esta declaración: la derecha desprecia los Derechos Humanos.

No sólo prioriza otras cuestiones, sino que los relega en busca de otros fines.

Ya fueron muchos los años en los que nuestra sociedad fue víctima (?) de duros enfrentamientos que derramaron mucha sangre por derivados de este tema.


Identificar a Kirchner con los Derechos Humanos es una actitud propia de una persona obtusa que cree que para solucionar los problemas de seguridad lo más fácil sería urbanizar las villas, construyendo no casas, sino directamente cárceles, y que queden todos los negros ahí adentro.

Creo que por ese lado viene. Nuestro presidente se vanagloria de ser un defensor de los Derechos Humanos por bajar un par de cuadros de la ESMA rodeado de cámaras. Y lo grave se produce si la gente de derecha le cree. Entonces claro, esta gente no priorizará los Derechos Humanos.

En estas cuestiones se encuentra (o debe encontrarse) superada la dialéctica derecha-izquierda. Los Derechos Humanos van más allá de estas problemáticas cuasi coyunturales.

Ah, la cita es de una entrevista realizada a Luis Abelardo Patti.

Gino Aquino

sábado, 2 de junio de 2007

La hora de la reconciliación

Los sucesos que marcaron a fuego la historia Argentina en la década del setenta sembraron el espanto en la sociedad de aquellos años; espanto que resurge constantemente ante la necesaria memoria de lo que aconteció en aquel tiempo.

La gravedad de lo sucedido forjó una herida que mantuvo bajo el velo de un silencio oscuro las voces de la sociedad. Hoy día, aquellas voces toman fuerza y su grito estremece los oídos de aquellos dispuestos a escuchar. Sin embargo, la herida no para de sangrar y cada voz que se levanta traza un abismo entre dos extremos, ambos santos y demonios, según la voz que los convoque, dejando para los oídos preocupados por la voz de la Verdad un silencio atroz.

La parcialidad que inunda los medios de comunicación no indaga sobre las causas profundas del conflicto. Las posibles razones que llevaron a cada bando a actuar como lo hizo, sus ideas, intenciones y posibilidades no son importantes a la hora de presentar el tema; sólo importa el impacto que éste causa.

No es de extrañar que el trato que los ´70 tienen en los medios responda a la demanda de los espectadores. Lo que sí resulta de alarmante gravedad es que en los ámbitos intelectuales no se libre un debate que busque la objetividad. Parece que aquel silencio oscuro que calló a tantas voces hoy no dejará de cubrir con su velo a aquellos capaces de presentar un debate que indague sobre causas, razones, ideas y resoluciones del conflicto. No se ha presentado hasta el día de hoy nada que se asemeje a un análisis histórico crítico de lo sucedido. No se ha cubierto aún la demanda de aquellos hombres sedientos del manantial de la Verdad; demanda, creemos, del país mismo, que aún sangra dolor, rencor y odio, y no hace más que quebrarse en un incesante llanto ante el espantoso espectáculo una sociedad quebrada por el abismo de un pasado turbulento.
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Un negro cartel, cuyo matiz no hace mas que develar lo oscuro de sus implicancias, reza: “Ni olvido, ni perdón.”

Una sociedad que pregona el olvido, es una sociedad sin raíces ni identidad; arrojada a la existencia sin más horizonte que el acontecer. Nadie que ame esta nuestra patria puede negar la impostergable necesidad de memoria.

Sin embargo, una sociedad que no perdona, es una sociedad que se detiene indefinidamente en una grieta de su historia de la que no puede salir más que para volver a caer. Todo aquél que pretenda para nuestro país un futuro próspero para cada argentino, no puede más que aborrecer la idea de una sociedad de una sociedad sin reconciliación. Nada más claro a estos efectos que aquel viejo postulado inglés: “Together we stand, divided we fall.”

Una vez mas la historia nos alcanza. Tras la “hora de la espada” se hace presente la hora de la razón reconciliadora. La patria demanda ser resguardada de los rencores que la quebrantan. Proponemos que se intente, al menos como comienzo y desde éste humilde medio, un debate consciente y objetivo, sin olvidar que la sangre vertida amenaza cualquier intento de objetividad, pero recordando que solo desde la conciliación es posible armar un país.

La Sara